Peugeot 508
Las ventajas
- Plataforma refinada y un interior con clase
- Buena selecciones de motores con buena capacidad energética
- Muy espacioso tanto para equipaje como para pasajeros
Las desventajas
- La postura del conductor no es la mejor
- El cambio automático es mejor evitarlo
- La falta de implicación a la hora de conducir puede hacer la conducción un poco sosa
Descripción
Aunque a Peugeot se lo conoce sobre todo por sus hatchbacks y coches urbanos, el 508 es su propuesta más reciente para el segmenton D. Con su estilo afilado, inspirado en el concepto del SR1, va sobrado en buena apariencia. Sin embargo, ¿cuenta el 508 con la ingeniería que hace falta para hacerle frente a chicos mayores como Audi?
Peugeot 508 Primera Generación (2010 – presente):
La conducción de tracción delantera del 508 es bastante convencional en lo que respecta a su estructura básica, un amplio marco monocasco con un motor transversal montado en la parte frontal del vehículo. Se inspira en su predecesor, el 407, y aunque es más grande su peso tiene de media 50kg menos en toda la gama. La operación de nariz en el morro del coche es bonita, pero también muy funcional, ya que se ha diseñado para alcanzar los estándares más altos para el impacto con peatones.
La gama de motores tiene un 1.6 litros gasolina, pero la mayoría son diésel bien fiables y potentes. Estos vienen encarnados en las variantes 1.6, 2.0 y 2.2 litros, con el 2.2 litros diésel disponible sólo para la variante que corona la gama, el 508 GT. El rendimiento de la última generación de los diésel de Peugeot es fantástico, apenas tiene ruido extra, y del 2.0 litros en adelante se ofrece potencia de tiro de sobra.
Como coche para pasajeros, el 508 aprueba todas las materias. El poco ruido de motor se complementa bien con poco ruido por viento, lo que crea una atmósfera serena y silenciosa en autopistas. La conducción es muy buena también, aunque el Ford Mondeo puede que le supere en manejabilidad a alta velocidad y el Skoda Superb lo hace mejor en carreteras irregulares, en general se le puede considerar incluso el mejor de todos.
La medalla de ‘mejor que los demás’ se mantiene en el interior de la cabina; no te llevas la maquinaria exquisita de un coche alemán pero le sobra clase francesa. El diseño del cuadro de mandos es particularmente atractivo, con un toque minimal y de buen gusto. A pesar de todos estos méritos, hay algunas cosas básicas en las que el 508 no llega. La opciones de transmisión, por ejemplo, son irregulares según el punto en la gama, con algunos modelos contando solo automático o solo manual. En cuestión de ingeniería, la transmisión automática es débil y la aceleración es más bien raquítica. También cuenta con poca flexibilidad de reorganización, especialmente para el conductor. Los que salgan den la media en altura ya sea por muy altos o muy bajos puede que encuentren la conducción poco cómoda.
Conclusión
El Peugeot 508 es una gran mejora con respecto al 407 y como vehículo para pasajeros merece la pena el dinero que se paga. Como coche para gente que disfruta conduciendo todavía es mejorable. El Ford Mondeo sigue estando en la cumber de su clase, y al VW Passat se le siente una construcción más sólida. Dicho esto, los buenos motores, la cara bonita, el viaje silencioso… Peugeot no lo ha hecho nada mal esta vez.